El misterioso caso de los dos bielorrusos con una rara sustancia que alertó hasta al FBI

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Aliaksadr Maskevich (33) Mikhael Bilida (35) tuvieron una discusión y se pelearon. No fue en su Bielorrusia natal, sino en un departamento de La Rioja 2862 de Mar del Plata. Fue tal el alboroto el 3 de febrero pasado que otros vecinos llamaron a la policía y cuando los fueron a calmar descubrieron que tenían dos armas de fuego y una bolsa con 7 kilogramos de lo que pareció ser, inicialmente, algún tipo de estupefaciente.

Ese simple procedimiento policial terminó en una enorme preocupación del gobierno argentino y en una señal de alerta para los Estados Unidos, a cuyo cuerpo más renombrado de investigación, el FBI, se le pidió ayuda.

Es que el estupefaciente no resultó ser eso, sino una sustancia desconocida con firmes sospechas de ser un precursor o componente de algún tipo sofisticado de explosivo. Por ahora todo es un misterio, como el motivo por el cual Maskevich y Bilida estaban en Mar del Plata y porque tenían consigo armas, esa sustancia y cerca de 300 portarretratos digitales.

La semana pasada LA CAPITAL publicó un adelanto de esta preocupación que bajó incluso a la esfera municipal y también la presencia de un avión militar de Estados Unidos en el aeropuerto Astor Piazzolla, nave que resultó ser de reconocimiento y exploración. Ese mismo día se anunciaba la llegada de la ministra de seguridad, Patricia Bullrich, y a la vez que esto sucedía el titular de la agencia de espías de argentina, Diego Kravetz, se interesaba en los detalles de lo que estaba sucediendo.

La secuencia que siguió a la detención en Mar del Plata de los dos bielorrusos fue frenética. Primero abarcó a todos la sorpresa, luego la preocupación y horas después nuevamente la sorpresa. Esto último sucedió cuando la fiscal María Isabel Sánchez decidió darles la libertad tras mantenerlos presos en la Unidad Penal N°44 de Batán pese a que se había abierto una investigación por drogas. Desde entonces Maskevich y Bilida casi no han sido vistos, aunque requirieron los servicios de un abogado particular de esta ciudad.

Edificio en donde fueron detenidos los dos bielorrusos.                                                                                     Edificio en donde fueron detenidos los dos bielorrusos.

Además de Sánchez, quien tomó intervención fue el fiscal de drogas Leandro Favaro, el que ordenó distintas averiguaciones para establecer qué tipo de sustancia era aquello que se presentaba en trozos tipo ladrillos de color gris, algunos de ellos con incrustaciones de semillas amarronadas. Los trozos estaban dentro de bandejas plástica como las que se utilizan para el traslado de viandas.

Cuando entraron en acción los reactivos habituales se descartó por completo que fuera cocaína, de modo que se envió todo a la División Cromatográfica Gaseosa de la Superintendencia de la Policía Científica. En su laboratorio recibieron los 1.187 gramos de los pedazos con semillas y los 7.270 sin ellas. Más de 8 kilogramos a analizar. La bioquímica María Soledad Flagel descartó que fueran estupefacientes de cualquier prohibido por la Ley 23.737, entonces le dio paso a la labor de la bióloga orientada en botánica María Cristina Gardella Sambeth, quien explicó que parecían tratarse de semillas de mijo.

Pero el caso tomó vuelo y escaló mucho más cuando se determinó que los bielorrusos habían registrado ingresos al país por la triple frontera, por el paso fronterizo Tancredo Neves. Aunque los ingresos fueron legales, comenzó a sobrevolar el fantasma del terrorismo internacional, de la posibilidad de que se estuviera transportando un material explosivo o alguno de sus componentes disimulado en esos bloques. Y fue ahí que se le dio intervención a la a la Unidad Fiscal Especializada en Criminalidad Organizada (UFECO) a cargo de Santiago Marquevich, a la Unidad de Información Financiera (UIF) y al Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista (DUIA) de la Policía Federal.

Las comunicaciones se multiplicaron y fue advertida la Interpol y también el FBI, para que en caso de ser necesario se pudiera contar con su contribución.

Un estudio reciente de laboratorio detectó bajas cantidades de tantalio en los trozos, que es un metal que ha sido utilizado en proyectiles perforantes debido a su alta densidad y capacidad para mejorar la penetración en blindajes, pero no como material explosivo en sí.

Ante la presencia de un delito de orden federal, se le dio intervención al juez Santiago Inchausti de esta jurisdicción, aunque la Justicia ordinaria sigue con su trámite en la fiscalía de Favaro hasta declinar su competencia. Para eso hace falta que se finalice un trabajo de investigación muy importante. El CATI (Cuerpo de Ayuda Técnica a la Instrucción) tiene los dos teléfonos y una computadora secuestrada en el departamento que ocupaban Maskevich y Bilida. Se espera que de allí saga información relevante para desentrañar el misterio que bien tan solo podría tratarse de un episodio que a lo lejos deje la anécdota de una gran exageración.

Fuente e imagen: La Capital de Mar del Plata

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