Cadenas sojeras del Mercosur presionan para que Unión Europea apruebe la renovación del glifosato por 15 años

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Ante la inminencia de la votación por parte de los Estados miembros de la Unión Europea (UE) de la propuesta de renovación del uso del glifosato, entidades de productores y asociaciones de las cadenas de la soja de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, emitieron este viernes un comunicado en el que“sugieren y ven la necesidad de renovar la autorización” del uso del herbicida en la UE, “basándose en evidencia científica, tal y como exigen la normativa europea, los compromisos internacionales de la UE y sus Estados miembros”.

El documento, que además de ser público, fue enviado a las Embajadas de los países miembros de la UE, expresa que los firmantes “comparten el compromiso de satisfacer la creciente demanda mundial de productos de soja, que representan un porcentaje importante del excedente exportable de soja en el mundo”.

Asimismo, señalan que “reconocen la creciente presión sobre la producción para satisfacer la demanda de seguridad alimentaria y al mismo tiempo cuidar el medio ambiente y la salud humana. Recientemente, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) llevaron a cabo sus evaluaciones de riesgos y peligros de la sustancia activa glifosato y concluyeron que es eficaz para los usos propuestos. No se identificaron áreas de preocupación crítica, concluyéndose que no es cancerígeno, mutagénico de línea germinal, genotóxico o mutagénico en general, tóxico para la reproducción, neurotóxico ni disruptor endocrino. No se esperan riesgos dietéticos inaceptables y no se identificaron áreas críticas para la toxicología y ecotoxicología de los mamíferos. Por lo tanto, no se espera ningún impacto negativo en la salud humana o ambiental con base en los usos propuestos y bajo buenas prácticas agrícolas”.

Y agregan: “Los sistemas de agricultura regenerativa utilizados en la producción de alimentos en nuestros países utilizan el glifosato como una herramienta eficaz, siendo un herbicida aprobado por organismos de salud en más de 140 países, donde los residuos resultantes de su aplicación se ajustan a los LMR establecidos por el CODEX y otras normativas”.

Los sojeros del Mercosur remarcan que “El glifosato es una herramienta crucial en los sistemas de agricultura regenerativa, donde la no remoción y la cobertura del suelo son una base fundamental de un enfoque holístico que integra tecnologías que ayudan a los agricultores a producir más con menos, promoviendo la biodiversidad, generando resiliencia y reduciendo la huella de carbono”.

Firman la declaración: Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA), Asociación de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), Asociación Brasileña de Productores de Soja (APROSOJA), Asociación de Productores de Soja y Maíz de Mato Grosso, Asociación de Productores de Soja, Oleaginosas y Cereales del Paraguay (APS), Cámara Paraguaya de Exportadores de Soja y Oleaginosas (CAPECO), Mesa Tecnológica de Oleaginosos de Uruguay (MTO).

Rodolfo Rossi, presidente de ACSOJA dijo a Valor Agro Argentina que “el objetivo es sumar presión y estar de acuerdo con esta aprobación. Consideramos fundamental este producto para el desarrollo de la siembra directa y la agricultura regenerativa y hacer mucho mas sustentable y mejorar el balance de carbono de los suelos”.

El 20 de septiembre, la Comisión Europea propuso ampliar por 10 años la aprobación de la UE para el uso de glifosato, el ingrediente activo del herbicida Roundup de Bayer AG, que desde 2015 es investigado por sus posibles efectos en la salud humana. Esa propuesta debe ser votada el próximo 13 de octubre por los 27 miembros de la Unión Europea, y se requerirá una “mayoría calificada” de 15 que representen al menos el 65% de la población del bloque para apoyar o bloquear la propuesta”. Agricultores españoles habían planteado que ese plazo se extienda a 15 años, mostrando disconformidad con la propuesta de la Comisión Europea.

La empresa alemana adquirió Roundup en 2018, a través de la compra por 63 mil millones de dólares del grupo agroquímico estadounidense Monsanto, y desde entonces ha gastado millones en resolver una serie de demandas que afirman que su ingrediente activo producía cáncer.

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