Todo Lactea 2025: Entre el desafío del crecimiento y el manejo de los equipos de trabajo
La propuesta inicial tuvo la moderación del periodista Federico Aguer, donde Alejandro Castillo (foto principal), consultor internacional; y Miguel Taverna, como presidente de FUNPel, expusieron sobre “Desafíos y amenazas de la lechería global. ¿Hacia dónde van los sistemas? Sustentabilidad. Prospectiva desde diversos bloques productores”.
En California, en los últimos 43 años la cantidad de vacas trepó 460 por ciento, con un promedio por tambo de 1.560 animales, mientras que los tambos se contrajeron en 60 por ciento, con una producción anual de 18 mil millones de litros al año. La misma tendencia se lee en Nueva Zelandia, con una pérdida del 40 por ciento de las unidades productivas, llegando en la actualidad a 10.500 unidades, con 270 por ciento en crecimiento de vacas y más de 20 mil millones de litros anuales.

Alejandro Castillo
“Ambos casos se intensifican de forma similar y fuertemente, siendo ambos los lugares de mayor innovación tecnológica”, aseguró Castillo. De todas maneras, avizora una expansión progresiva para Oceanía, mientras que en el oeste de Estados Unidos hay una limitante de tierras, por restricciones ambientales y el avance de otros cultivos, mientras que la única variable que podría hacer la diferencia es la genética.
Ya en 2007 se demostró que se podía producir 50 por ciento más de leche con el 64 por ciento menos de vacas, con la reducción del 40 por ciento del impacto ambiental, por lo tanto “la herramienta clave es la eficiencia en los tambos”. Esa regla se sostiene hasta hoy, donde el manejo de la alimentación puede hacer la diferencia en el impacto ambiental, sin depender de los sistemas.
A su tiempo, Taverna comenzó expresando que “la lechería argentina tiene territorialidad y relevancia nacional”, mientras que “lo más importante que ha logrado en los últimos años es la información”, hecho que se debe a la tarea del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina.
Será fundamental para la eficiencia a nivel local la instensificación sostenible para la producción de alimentación, para lo cual hay que aprovechar la cuestión climática y la aplicación de tecnologías para salir de la relación de nueve toneladas por hectárea al año.
Deberá dejar de ser una limitante en la expansión lechera la vaca en transición y la crianza, pero también el manejo del impacto del clima en la producción, pudiendo existir hasta el 90 por ciento de posibilidades de sufrir estrés calórico diariamente, perdiéndose dos millones de litros de leche por día por no emplear estrategias en este sentido. Sólo el 15 por ciento de los tambos en el país atienden de forma completa esta situación.

El manejo de efluentes y el uso del agua adecuado son tan importantes como la necesidad de mejorar la relación de la mano de obra y los litros producidos en el tambo, ecuación estancada hace por lo menos diez años en Argentina, lo cual hay que cambiar a través de diferentes estrategias respecto a los recursos humanos.
Desde 1998 la lechería argentina viene creciendo en una relación del 0,2 por ciento anual, a pesar del potencial nacional, mientras que son los tambos grandes los que realmente empujan esa expansión.
Nuevamente sobre el escenario del auditorio, el Dr. Gustavo Schuenemann, profesor del Departamento de Prevención Veterinaria de Leche en la Ohio State University, trató la temática «Transformando Grupos en Equipos Exitosos: ¿Qué Define el Trabajo en Equipo en Producción Lechera?».
Trató con ejemplos, casos de éxito y de fracaso, las características de las personas que interactúan en los equipos, pero mucho más allá de lo que pasa en los tambos y en los de Estados Unidos donde el cinco por ciento de los productores tiene el 75 por ciento de las vacas, con lo cual los equipos se componen de muchos trabajadores y su coordinación es clave.
“No tenemos que ser buenos y confiables en todas las circunstancias, pero hay que dar el ejemplo para construir confianza”, le dijo a un auditorio donde remarcó que “el conocimiento es el que paga mejor interés”, para eso hay que poder comunicar en términos simples, pero también dar instrucciones y ofrecer protocolos claros.
Aprovechó para sugerir que las reuniones se deben dar al comienzo del día, con personas que hayan al menos desayunado una hora antes del encuentro, para tener una escucha más efectiva en el 30 por ciento.
La comodidad, el deseo de no apurarse para volver a su casa, el desafío de hacer llegar al personal a horario, la información adaptada a cada necesidad, las instalaciones adecuadas son fundamentales, el acompañamiento de las emociones y la forma de pensar de cada persona, pueden cambiar los resultados en un grupo de trabajo.
En los tambos más exitosos de Estados Unidos se destacan los encargados bien comprometidos, la promoción de confort en todos los sentidos y la aplicación de programas de capacitación. Se deben aplicar siempre objetivos claros, comunicación, confianza, control y proceso de mejora continua, para simplemente lograr eficiencia.
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