Una esperanza firme en la adversidad
(lanacion.com)Concluyo en Ramallo, provincia de Buenos Aires, la versión 2015 de la muestra agropecuaria más gigantesca del mundo. Si el año último, para esta misma fecha, pudimos señalar el florecimiento de una tibia esperanza sobre futuros cambios en el rumbo del país, ahora, con el proceso electoral ya en marcha, ese sentimiento se ha traducido en confianza firme, capaz de atenuar las graves dificultades por las que atraviesa el campo argentino.
En el terreno específico de los avances tecnológicos de que se informa en acontecimientos de la magnitud de Expoagro, la novedad mayor ha sido la experimentación en el monitoreo, evaluación y control de cultivos con Vehículos Aéreos no Tripulados (UAV, por sus siglas en inglés), más conocidos como drones. En la muestra activa realizada desde el miércoles, un gentío acompañó los ejercicios de esos vehículos desde los cuales, en no más de una hora y media, se puede realizar desde el aire la evaluación pormenorizada del estado de un campo de mil hectáreas, tanto para detección de plagas y enfermedades como para tareas de conteo de cabezas de ganado y mensura de lotes. Los drones de mayor porte se encuentran en condiciones de fumigar cultivos según los peligros que se perciban desde ellos.
Fue todo un símbolo de los aportes que confieren carácter avanzado al campo las empresas argentinas presentes en el mercado internacional, el acto en el cual Rizobacter anunció la institución, junto con Expoagro y Aapresid, entre otras instituciones, del Premio Visionarios. La innovación, como concepto crucial para el desarrollo, se manifestó incluso en el acto formal del lanzamiento de ese premio: se integró un panel en el que una destacada filósofa argentina habló de lo que importa para la sociedad el cambio fundado en el estudio, la investigación, la creatividad y la perseverancia. Por eso, el eslogan del Premio Visionarios es «Una simple idea produce un gran cambio».
Las principales entidades gremiales agropecuarias han concertado un paro nacional que se extenderá del miércoles al viernes próximo a raíz de la intensidad con que han recrudecido los padecimientos del campo. Esto ha sido consecuencia, tanto o más de políticas nacionales caprichosas y hasta perversas, que por la baja dramática, desde hace más de medio año, de los precios de los principales commodities agrícolas. Las quejas han sido potenciadas en la enorme caja de resonancias de la muestra y demostrado su condición de unánimes con excepción de algunos medios doblegados por la parcialidad del favor oficial. El ministro de Agricultura y Ganadería, Carlos Casamiquela, quedó así como funcionario ajeno a la realidad, cuando descalificó por «injustificable» una medida de fuerza que, por una u otra razón, venía siendo postergada pese al clamor de los productores.
Las cuatro cadenas agrícolas, tan cuidadosas en comprometer con seriedad juicios críticos duros sobre la gestión gubernamental, se unieron en la protesta por el deterioro económico que acarrean a los productores los permisos de exportación o ROE. En el caso del trigo, éstos han dejado sin salida un excedente de nada menos que de 4,5 millones de toneladas de la campaña anterior. Dilapidación, pues, de bienes de los productores y dilapidación de los ingresos públicos.
Acsoja, Argentrigo, Asagir y Maizar destacaron que sólo para poner en marcha la campaña que pronto ha de abrirse se necesitarán 15.000 millones de dólares. Eso ocurrirá en momentos en que se agrava el endeudamiento de los productores y en que se convierte en riesgo temerario afrontar, con los costos actuales y la presión impositiva reinante, arrendamientos para los cuales el punto de indiferencia se encuentra a partir de niveles de producción superiores a los promedios ordinarios. Sólo las retenciones al trigo, el maíz y el girasol representan, sin incluir el gravamen específico sobre la soja, el 1,4% del presupuesto nacional.
Con un vecino decisivo para el desarrollo de la economía nacional como Brasil, que ha introducido en las últimas semanas devaluaciones importantes en su moneda, el peso argentino ha quedado con un valor que ahora no es más un espectro mísero de la excentricidad y mala praxis del gobierno de Cristina Kirchner. Miente por eso con descaro el ministro Axel Kicillof cuando pretende argumentar que nuestro peso conserva el valor justo que merece y omite que él es la variable de ajuste en medio de un proceso de incontenible aumento del gasto fiscal y pronunciada inflación.
Celebremos una vez más el espíritu que ha permitido a los productores argentinos haber continuado en todos estos años, y en particular en el período más reciente, su trabajo, y haber preservado siempre la dignidad con la cual no se ha arredrado frente a la prepotencia oficial, inaudita en sus proporciones y en la bajeza de los objetivos. Por fortuna para los productores y el interés general del país, todos, de una manera u otra, han asumido compromisos que anticipan un giro importante en relación con la política actual y con lo que debe esperarse de una cosecha fina que se hará cuando haya otras autoridades y otra política rija los criterios del gobierno nacional.
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