Quién es Lautaro Sarmiento, el joven tambero que viralizó un video para mostrar el sacrificio de la gente de campo»

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Luego de las lluvias de los últimos días, que en Gálvez, en el centro sur de Santa Fe dejaron 320 milímetros, Lautaro Sarmiento, un ayudante de tambo del lugar, quiso mostrar la cuesta arriba que es trabajar en el campo cuando se presenta una situación tan complicada luego de abundantes precipitaciones.

La idea del video era que toda la Argentina viera cómo es el sacrificio de la gente de campo», contó a  La Nacion el joven tambero y agregó: «En la fosa del tambo, en estos días, trabajamos con las botas de goma, llenas de agua porque a pesar de las lluvias torrenciales la labor no se detiene. A las vacas hay que ordeñarlas igual».

La historia de Lautaro es una de las tantas que se suceden por estos días de lluvias que complican el trabajo en el campo. Pero la de Lautaro, ayudante de tambo, se hizo viral a través de las redes sociales.

Nació en San Genaro, pero enseguida se mudó a un pueblo llamado Clason, donde pasó su infancia y cursó sus estudios hasta abandonarlos a los 17 porque iba a ser padre.

A partir de ahí supo que su vida iba a cambiar: madurar de golpe y trabajar para hacerse cargo de una familia.

Es así que, hace tres años, solo con 20 años es peón de a caballo, como lo muestra en el video y recorre los lotes del campo donde se arma «el boyero» para que coman las vacas.

El tambo de la Estancia La Amanecida, a siete kilómetros de Gálvez, tiene 320 vacas en ordeñe y es donde Lautaro vive junto a su mujer y sus dos hijos: Benjamín, de dos años, e Ian, de cinco meses

Todos los días del año se levanta muy temprano, da de comer a las vacas para que luego comience la tarea del ordeñe. Allí ayuda en la fosa para luego llevar el rodeo ordeñado a comer el lote de pasturas. Se queda un rato a ver si sale alguna vaca «en celo» para inseminar. A la tarde se repite la operación solo que se cambia de piquete.

Sin feriados ni vacaciones, la vida del tambero es de sacrificio. Con solo cuatro días de franco al mes se tiene que arreglar para hacer trámites en el pueblo o llevar al pediatra a sus hijos. «La vida del tambero no es fácil, pero todos los días de mi vida sigo eligiendo vivir acá; quiero que mis hijos se críen en este lugar», dijo.

A veces, cuando el tiempo lo permite Lautaro lleva «en ancas» a su pequeño Benjamín para que de a poco sienta la pasión que es, a pesar de todo, vivir en el campo.

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