Prevención del impacto del calor en el feedlot

Share on FacebookShare on Google+Tweet about this on TwitterShare on LinkedIn

Con el verano aparecen los problemas relacionados al estrés térmico que afectan a la producción animal. Esta semana se prevén elevados registros de temperatura y es bueno prevenir sus efectos negativos.

El Dr. Terry Mader, consultor privado en temas ambientales, dice que “los problemas de estrés por calor pueden llegar a afectar la supervivencia de los animales y son cada vez más frecuentes debido al aumento de las temperaturas estivales y a la mayor actividad metabólica generada por un aumento en el calor de fermentación debido al agregado de grano a las raciones, el cual es cada vez más procesado”.

El estrés térmico puede generar temblores, falta de coordinación y colapso neurológico. También provoca deshidratación, coagulación intravascular, colapso respiratorio y muerte del animal. La sangre se coagula por estrés calórico y genera un paro respiratorio.

En un trabajo preparado por Juan Elizalde y Sebastián Riffel publicado en Valor Carne, se indica que el consumo de materia seca se reduce entre 5% y 10% desde el 15 de junio hasta el 30 de julio en EE.UU. (esto sería desde el 15 de diciembre al 30 de enero para la Argentina).

A su vez, “la eficiencia de conversión de alimento en carne empeora más que este porcentaje (posiblemente al doble) por la combinación de un menor consumo y un mayor gasto energético”, afirman los autores. En casos extremos, el efecto negativo puede llevar a la muerte de animales por golpe de calor.

El estrés por calor tiene mayor incidencia en animales con problemas sanitarios previos (por ejemplo, neumonías crónicas) y en aquellos con pelaje color negro. También tiene una incidencia mayor en animales jóvenes y en los muy gordos.

Estrategias de mitigación

Elizalde y Riffel proponen los siguientes manejos estivales:

Sombra: es un método efectivo porque reduce la radiación directa e indirecta sobre los animales, pero que pierde beneficios si no hay viento.

El espacio de media sombra debería ser de 1,8 metros cuadrados por animal para novillos pesados y podría reducirse a 1,5 m/animal para terneros o novillitos livianos.

La media sombra permite reducir la temperatura entre 1 y 3 ºC. La altura debería ser entre 3 y 4 metros como mínimo (para que circule el aire fluidamente) y la orientación, Norte-Sur.

Hay categorías de animales más susceptibles al estrés térmico. Así, los terneros de destete precoz, los animales Holando y los novillos terminados para venta requieren tener acceso a algún tipo de sombra natural o artificial.

Sprinkling (rociado): es el método más efectivo para mitigar el estrés por calor. Es de rápida adaptación, por lo cual es extremadamente adictivo. Tiene que funcionar siempre porque puede causar muchas muertes en los días que no funciona.

Hay dos sistemas: uno para los animales y otro para evitar voladuras de tierra. Para animales se requiere asperjar cada hora durante 3 a 5 minutos utilizando timers programados. Las gotas tienen que ser grandes para que penetren en el pelo del animal.

No obstante, el sistema más recomendable es rociar los animales y la superficie del suelo. Esto último se puede hacer con un camión regador que distribuya agua dentro de los corrales o colocando aspersores en éstos. De esta forma se reduce el calor que viene del suelo.

Se debe regar una superficie de 1,8 metros cuadrados por animal. El suelo tiene que estar húmedo, pero sin hacer barro.

Con este sistema se duplica o triplica la cantidad de agua que se utiliza en un feedlot respecto de un día normal, generando una gran demanda del recurso.

Manejo de la alimentación: en verano los animales consumen la mayor parte del alimento al atardecer, lo cual les permite disipar el calor asociado a la digestión durante la noche. Por lo tanto, a partir de diciembre y hasta principio de marzo, es conveniente suministrar una mayor proporción de la ración a la tarde para que los animales tengan comida fresca al momento del pico de consumo.

Trabajos desarrollados por el Dr. Zinn y colaboradores en la Universidad de Davis, California, demuestran la conveniencia de ofrecer el 30% de la ración diaria a la mañana (lo más temprano posible) y el 70% restante a la tarde (lo más tarde posible) en aquellos feedlots que no tengan sombra artificial. De esta forma se logra una mejora en la eficiencia de conversión respecto de suministrar la ración en los horarios de mayor calor.

Otro aspecto por considerar es reducir el consumo de energía metabolizable a los fines de disminuir el calor de fermentación ruminal, que es considerado la principal fuente de calor a disipar en animales en engorde.

Pero en el caso de los animales en engorde con dietas con baja fibra y alto grano, la cantidad de calor generado por la fermentación ruminal es muy elevada. El animal disminuye el consumo temporal ante condiciones de calor excesivo y luego puede tener grandes picos de consumo que pueden conducir a la acidosis aguda o subclínica. Es por ello que reducciones moderadas en la concentración energética de las raciones reducen la producción de calor sin deteriorar la eficiencia de conversión al evitar casos de acidosis.

Costos y beneficios
“El punto más crítico para definir el tema de la mitigación del estrés calórico es la frecuencia con la que se presentan los episodios que combinan altas temperaturas, humedad y escasa velocidad del viento”, alertan los especialistas.

No caben duda de que cuando aparecen esas condiciones el uso de la sombra o el rociado son altamente efectivos, pero cuando esas condiciones no aparecen, la mitigación del estrés tiene un impacto sobre el costo, pero no necesariamente un beneficio económico.

Por ejemplo, en la Argentina, a los precios actuales y considerando un deterioro del 10 por ciento en la eficiencia de conversión durante los tres meses de verano, la pérdida por estrés puede ser 100 a 200 pesos por cabeza. El nivel mínimo corresponde a zonas donde la evapotranspiración de esos meses supera las precipitaciones y/o hay alta velocidad del viento. El mayor costo corresponde a zonas de alta humedad y/o de baja velocidad del viento.

Sin embargo, las estructuras para mitigarlo son muy costosas en términos de inversión inicial y pueden variar desde 700 pesos (estructura de caño con media sombra) a 1500-2000 pesos por cabeza en el caso de estructura metálicas con techo de chapa. Por lo tanto, el repago de la inversión depende de la frecuencia con que ocurren los casos de estrés por calor.

Para hacer un análisis más preciso sería conveniente considerar también el efecto sobre la mortandad de animales, a pesar de que no se produzcan todos los años.

Deja un comentario