Durísima reacción del sector vitivinícola contra el impuesto al vino

Representantes de las entidades coincidieron en rechazar el gravamen y establecer un fuerte plan de acción sobre el Gobierno nacional.

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Finalmente se confirmó que la Nación gravará con un impuesto interno al vino. El propio ministro de Hacienda Nicolás Dujovne dio la noticia durante horas de la tarde de ayer.

Representantes de sectores vitivinícolas se mostraron en contra e indicaron que con este gravamen lo único que se hará será perjudicar a una economía regional

Los referentes de la vitivinicultura asumen un nuevo escenario con mayor presión tributaria: la pérdida de la exención al impuesto interno del 12% a los espumantes concedido en los últimos 8 años, y la novedad de un gravamen del 10% para el vino tranquilo y del 17% para los espumantes, ambos tasa nominal, anunciada por Dujovne.

Los referentes de las distintas cámaras gremiales empresarias coinciden en la aplicación del nuevo tributo, va a impactar inexorablemente «en rentabilidad y precios», sean de la uva o del vino.

«Nos vamos a oponer a cualquier impuesto que recaiga sobre el vino, porque la nuestra es una bebida diferente a las otras. Y las autoridades que no lo entienden lo tendrán que asumir», señaló un ofuscado Ángel Leotta, presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar).

Carlos Iannizzotto, presidente de Coninagro y directivo de Fecovita indicó. «Estamos sorprendidos porque gravar una actividad productiva como es la industria vitivinícola es contradictorio con discurso que brindó ayer el Presidente Mauricio Macri. Este tipo decisiones suma desconcierto, desde Coninagro ahora nos resta trabajarlo con los gobiernos provinciales y los legisladores para ver qué es lo que se puede hacer».

Por su parte, José Zuccardi, titular de la Unión Vitivinícola Argentina, anticipó que «los gobernadores tendrán que pelear» para revertir la situación «que ya habíamos advertido». El empresario fue la voz cantante del sector al admitir haber sido marginado de la discusión previa. «Nunca fuimos consultados», acotó.

Para el presidente de Bodegas de Argentina, Walter Bressia, «el panorama es complicado». Según el dirigente, el cambio impositivo impactará en la comercialización.

400 mil empelos es la cifra que, entre puestos directos e indirectos, genera la vitivinicultura en todo el país

Francisco Do Pico, director de Relaciones Institucionales de Grupo Peñaflor indicó que «creemos que los productos de la vitivinicultura no deben estar gravados por internos. No son bebidas industriales. Es un sector poco concentrado con 800 jugadores. Sufrimos los caprichos del clima y es una cadena tan diversa y extensa que la hace única en su capilaridad geográfica. Abarcamos como sector 225.000 hectáreas, 17.600 productores y generamos 400.000 empleos directos e indirectos. Esos son los argumentos que llevaremos al Congreso».

El debate que se viene

Con el anuncio de la Nación hecho, los referentes esperan lograr torcer su destino en el Congreso de la Nación, aferrándose a dos argumentos: un mercado golpeado por la caída de la demanda, y por otra parte, lo que consideran una abierta contradicción por parte del Gobierno nacional. «Sin dudas lo es», resumió Zuccardi.

Cabe recordar que días atrás se lanzó la nueva campaña de promoción genérica del vino argentino con el rótulo «Bebida Nacional» con la presencia de Santiago Hardie, secretario de Agricultura Familiar, Coordinación y Desarrollo Territorial, lo que se festejó como una victoria luego de destrabar la prohibición de la publicidad que había recaído sobre el producto como otra bebida alcohólica.

En la mirada hacia adentro, los bodegueros advierten que será un fuerte golpe a la aspiración de una vitivinicultura que busca mejorar un consumo que no supera 21 litros per cápita anuales. Y precios al público que, en parte por la pobre cosecha y algo de especulación, en el transcurso del año subieron más del 55%, hasta $ 70 promedio al público.

A criterio del analista del mercado Guillermo Oliveto, de la consultora W, en estas condiciones la industria tendrá que adaptarse a «un momento de los más complejos» y a un consumidor «que cambió el chip para reconfigurar el gasto en el hogar, fijándose más en los precios de una canasta en la que el vino fue el que más subió». Oliveto compara: tras una caída similar a otras bebidas en 2016 (8 puntos), este año el resto recuperó 1 punto y el vino cayó 5 hasta setiembre último.

Sobre el futuro escenario post reforma, el especialista notó que «la industria deberá ver con precaución cómo ordena el cambio en su estructura de costos. El desafío es repensar la ecuación precio-cantidad, teniendo en cuenta una mayor tendencia de los consumidores hacia los bienes durables, sin intención de convalidar cualquier precio».

Por S. González y M. Flores

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