Buenas y malas noticias desde China

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China deberá acelerar la tasa de expansión de sus importaciones de proteínas animales este año, a consecuencia de una epidemia, aparentemente muy severa, que estaría impactando duramente sobre la capacidad productiva de su principal industria cárnica (cerdo). Luego de las últimas y exitosas negociaciones, Argentina ha logrado vía libre para comercializar sus tres carnes líderes en el gigante asiático (bovina, porcina y aviar), lo que representa una enorme oportunidad por el tamaño del cliente (el más grande del mundo) y también por la situación coyuntural que éste
atraviesa (con demanda insatisfecha y precios internos en alza)

La mala noticia es que, a consecuencia de esta epidemia y de otros factores (caso de la guerra comercial con USA), la demanda china de soja se ha desacelerado en forma notable, presionando los precios internacionales claramente a la baja. En estos meses donde Argentina está cosechando la soja del ciclo 2018/2019, claves en materia de exportación y comercialización por parte de los productores, la oleaginosa cotiza en los mercados globales casi un 20% por debajo de lo que se pagara por ella, en promedio, durante los últimos 3 años.

Las buenas

Hace pocos días el gobierno argentino anunció la apertura del mercado chino para la carne de cerdo, junto con la habilitación de unos 25 nuevos frigoríficos exportadores de las tres carnes líderes que produce el país (bovina, aviar y porcina). De esta forma Argentina nivela bastante su posibilidad de acceso a ese mercado con la de otros países

exportadores y competidores fuertes, como son Australia, Estados Unidos, Brasil y la Unión Europea.

Se trata de una muy buena noticia. China posee el mercado de carnes más grande del mundo. El gigante asiático combina una gran población (1.400 millones de habitantes) con un importante nivel de consumo promedio por habitante (95 kilos / año). Se  consumen todas las carnes, aunque prevalecen la carne de cerdo (38 kilos / año, 40%) y el pescado (43 kilos año, 46%). Las dos proteínas animales restantes, la carne de pollo y la de vaca, ponderan hoy relativamente poco, con un aporte de 8 y 5 kilos promedio por habitante año, aunque también vienen en expansión.

n nivel, el consumo total de carnes en China (95 kilos / habitante año) se encuentra ya bastante próximo al de varios países desarrollados, caso de Japón (100 kilos) o la Unión Europea (102 kilos).

Donde sí se observan diferencias es en la composición de las canastas de consumo de unos y otros. China tiene alta concentración en dos tipos de carnes, mientras que los países desarrollados como los mencionados muestran canastas

más diversificadas. Si China avanzase en una diversificación similar, tendrían más recorrido ascendente las carnes de pollo y de vaca, donde los consumos del país asiático son aún reducidos en términos relativos.

Otro dato clave es que el elevado nivel de consumo que tiene China se sostiene en parte, con producción propia, y en parte, con importaciones. China ocupa actualmente el podio de importadores globales, en un tercer lugar, seguramente transitorio, luego de Japón y Estados Unidos, en el ranking de compras medidas en valor (US$) y en un primer lugar en el ranking de compras medidas en volúmenes (toneladas).

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, sus siglas en inglés) estima importaciones de carne de cerdo por un volumen de 2,2 millones de toneladas (carcaza equivalente) en 2019, que equivalen, para tener una perspectiva, a más de 3 veces la producción que se espera logrará Argentina este año (670 mil toneladas).

Las malas

A consecuencia de la PPA, de la guerra comercial USA – China o de otros motivos que se desconocen, la demanda china de soja, cuyo principal destino es convertirse en harina de soja para alimentación animal, está cayendo desde hace varios meses, sin mostrar síntomas de recuperación. Las importaciones chinas de la oleaginosa bajaron, en la suma acumulada, un 26% interanual desde noviembre del año pasado hasta marzo de este año (desde 38 millones de toneladas a 28 millones).

Debe notarse que China consumía 20 millones de toneladas de harina de soja hace 15 años, mientras que actualmente absorbe cerca de 70 millones de toneladas, una tasa de crecimiento del 9% promedio anual. Este país ha sido uno de los motores que ha impulsado la demanda de soja y de harina de soja a nivel global, explicando el 50% del

aumento del consumo mundial en el período antes referido. Si este motor desacelera o, peor aún, se apaga, como está sucediendo este año, es una mala noticia para los proveedores mundiales de proteínas vegetales, entre los que se encuentra Argentina.

Por otro lado, se descuenta que la producción global de soja del ciclo 18/19 será mayor a la del ciclo previo en casi 20 millones de toneladas, la oferta comportándose en una dirección contraria a lo que está pasando con la demanda china del poroto, llevando los stocks globales a niveles muy elevados.

Esta combinación de oferta abundante con ralentización de las compras de soja por parte del gigante asiático se siente en los precios internacionales de este año, particularmente en los de Sudamérica, que acumulan una baja de US$ 20 (FOB Brasil) y US$ 40 (FOB Argentina) en lo que va del 2019 y se ubican en los niveles más bajos de los últimos tiempos. En abril la soja FOB en puertos argentinos promedió US$ 320 / tonelada, hay que retroceder hasta el año 2007 (12 años) para encontrar precios tan bajos. En los últimos días de abril la harina de soja cotiza cerca de US$ 305 la tonelada, otro valor muy bajo en perspectiva histórica reciente.

Para Argentina no es un tema menor dado que se trata de los dos principales productos del que a su vez es el principal complejo exportador del país. Con una producción que puede rondar las 55 millones de toneladas de soja en este ciclo 2018/2019, cada 10 dólares que pierde la oleaginosa en el mercado internacional se resignan US$ 550 millones en valor de producto. Debe recordarse que el precio promedio de la soja FOB en los últimos 3 años ha sido de US$ 370 / ton, en los últimos 5 años de US$ 397, en los últimos 10 años de US$ 429; todos estos valores lucen muy lejanos a los actuales US$ 320 del mes de abril y a los US$ 305 con que está arrancando mayo.

Informe Ireal – 2 de mayo 2019

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