Al heno hay que hacerlo con tecnología

A punto de iniciar una nueva campaña de henificación, la tecnología y equipos para generar forrajes conservados de calidad están disponibles para que los productores adopten estas herramientas que llegaron para quedarse.

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Si bien el heno de alfalfa es el recurso de conservación de forrajes más antiguo y de mayor adopción en la Argentina, históricamente la calidad del mismo fue muy baja por ser considerado solo como una fuente de fibra. En la actualidad, al ser incluido como parte de la ración que se prepara se revalorizó como fuente de proteína de alta calidad con adopción de nuevas tecnologías de insumos y cuidados en el proceso.

Al henificar la alfalfa con abundante hoja, se transforma en un insumo de alto valor proteico de alta digestibilidad, disminuyendo las cantidades de suplementos proteicos y energéticos que se aportarían con otros insumos más costosos.
Por este motivo, Infocampo dialogó con Gastón Urrets Zavalía, técnico del Inta Manfredi y aseguró que «Argentina es uno de los países con menor adopción de segadoras acondicionadoras, de las 900.000 hectáreas de alfalfa que se henifican en la actualidad, el 69% es cortado con hélices».

A su vez, el especialista indicó que «el principal motivo de esta situación es el costo de adquisición que tiene una hélice comparado con una segadora, dado que las hélices poseen una capacidad de trabajo similar al de las segadoras con un precio 4,5 veces inferior. Debe quedar claro que estamos hablando de un problema financiero y no económico, ya que las segadoras logran un mejor rendimiento de la pastura y calidad de los henos, que permite que esta tecnología se amortice rápidamente».

A la hora de comentar sobre el beneficio que aportan las segadoras, Urrets Zavalía señaló que «el trabajo que realizan las segadoras posibilita un corte más neto, permitiendo un mejor rebrote de la pastura por poseer cuchillas cortas que conservan el filo. Las hélices, por su parte, al perder fácilmente su capacidad de corte, producen un desgarro de los tallos con la consecuente rotura de pared celular que obliga a la planta a gastar mayor cantidad de energía en cicatrizar, en lugar de utilizarla para producir un rebrote con mayor cantidad de materia seca».

Al respecto, ensayos llevados a cabo por el Modulo TecnoForrajes del Inta indican que en cortes realizados con segadoras se logra un 18% más de producción de materia seca por año, lo que se traduce en lograr un corte más al año.

«Las segadoras también reducen notablemente la pérdida de hojas por producir un repicado inferior al 4%, respecto a las hélices donde nunca es inferior al 15%, lo que implica una mayor pérdida de nutrientes al momento del corte. Además, por poseer una bandeja de corte de bajo perfil, permite generar un flujo de forraje que posibilita el uso de los acondicionadores», remarcó Urrets Zavalía.

Por caso, el técnico del Inta expresó que «la función de estos es producir un quebrado (no cortado) y aplastado de los tallos generando nuevas vías de escape al agua que está contenida en el follaje, disminuyendo el lapso de tiempo que transcurre desde el corte hasta que la humedad de la planta llegue al 50%, momento a partir del cual cae fuertemente la respiración y consumo de azucares, mejorando la calidad final del forraje. A su vez, igualan la velocidad de secado de los tallos con las hojas haciendo que no sea necesario esperar hasta que estas últimas estén excesivamente secas para iniciar la confección de los rollos, evitando el desprendimiento y el fraccionamiento de las mismas».
Tecnologías de Henificación
«Para lograr rollos de calidad nunca se debe enrollar con una humedad inferior al 13%, dado que las pérdidas por cámara superan el 4%. Si se trabaja con una humedad cercana al 20% es importante recordar que debemos realizar rollos de baja densidad con baja presión de compactación, para que pueda liberarse la humedad necesaria para su estabilización en torno al 15%», remarcó Urrets Zavalía.

Y continuó: «Almacenar los rollos en lugares altos y que permitan el escurrimiento del agua para evitar encharcamientos. Los rollos no deben quedar al reparo de los árboles, para permitir el flujo de aire después que ocurran precipitaciones, permitiendo acelerar el secado del material».

Sobre las tecnologías que existen en este proceso, el especialista subrayó que «la tendencia tecnológica en las rotoenfardadoras de nueva generación es hacia el automatismo, adoptando monitores desde los cuales se puedan regular las distintas variables. También se ha evolucionado en los sistemas de recolección, compactación y atado con el objetivo de mejorar las prestaciones en cuanto a capacidad de trabajo y calidad del heno confeccionado».

Además, con respecto al avance de la tecnología, Urrets Zavalía explicó que «una demanda tecnológica que ha crecido en los últimos años en el mercado son los sistemas procesadores de fibra (cutter) que permiten enrollar la alfalfa cortada a 7 cm de longitud. Este equipamiento va colocado detrás del recolector y consiste en un rotor que monta estrellas de distribución helicoidal que hace pasar el material por 15 púas dentadas semicirculares dispuestas en el piso generando así un corte por cizalla de la fibra».

Otra presentación de heno con gradual crecimiento de adopción en los últimos años es el megafardo.
En este punto, el técnico subrayó que «por su forma rectangular posee mayor eficiencia en el transporte y almacenaje bajo galpón y un menor costo de cobertura por m3 de heno, pero como contrapartida presenta la particularidad que no deben ser almacenados a la intemperie, dado que por su alta densidad una lluvia los puede afectar fácilmente».

Por último, el especialista aseveró que «la humedad óptima de henificación de megafardos de fibra entera es entre 17 y 11% de humedad, y entre 16 y 12% cuando se realizan con sistemas procesadores de fibra. Dentro de estos rangos las pérdidas de hoja nunca superan el 1%», finalizó.

Por Alejandro Besana, Semanario Infocampo

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