Tras un accidente vial, el presidente de la Sociedad Rural de Carlos Casares, salvo milagrosamente su vida

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Según informa el periódico El Oeste, de la ciudad de Carlos Casares, el último miércoles en horas del atardecer, el Presidente de la Sociedad Rural de Carlos Casares, Alejandro Díaz, volcó con su camioneta en las inmediaciones de Cadret, cayendo a un zanjón con las ruedas hacia arriba.
De acuerdo a lo narrado por el medio casarense, Díaz vivió dramáticas circunstancias, con el agua prácticamente al cuello, hasta que providencialmente sus gritos fueron escuchados por los ocupantes de una camioneta que pasó por el lugar.

El maldito teléfono
La frase tiene mucho que ver con decenas, acaso cientos de accidentes ocurridos, muchos de ellos trágicos a causa de los teléfonos celulares que le suenan a quienes conducen en ruta u otros caminos. Y fue «el maldito teléfono» el causante del accidente que sufriera el conocido vecino casarense, en las cercanías de la localidad de Cadret.
Conforme informa el periódico en dialogo con alguien muy allegado, a Díaz, que conocía a la perfección todos los detalles de su accidente, subrayo lo siguiente:
«Ocurrió cerca de las 19 horas del miércoles. El venía solo, por el camino real a Cadret, de Fortín Rifles y a la altura del bajo Profumo, cuando le empieza a sonar el celular. Lo atiende y se corta…atiende y se corta varias veces. Quiere ver en la pantalla del celular quien era, se pone los anteojos, levanta la vista y cuando quiso acordar ya estaba pegando en el alteo de la cuneta, que es muy profunda, llena de agua. Cae de punta, vuelca y queda con las ruedas hacia arriba dentro de la cuneta. Alejandro en ningún momento perdió el conocimiento pero en ese momento se asustó terriblemente, era todo barro, no veía nada, con la cabina casi llena de agua y lo único que tenía era un poco el vidrio de él abierto, porque venía fumando.

El mundo dado vuelta y la desesperación
Hasta que se ubica, estaba patas para arriba, ve que no puede salir, quiere romper el vidrio y no puede…trata de tranquilizarse en tan difícil situación con el miedo a morir ahogado y con la camioneta a la que se le veían prácticamente sólo las ruedas.
Encima uno va por allí y de la calle casi no se ve la cuneta. Empezó a pedir auxilio, gritando por la abertura del vidrio y que usaba para respirar y a pesar de que es un camino muy transitado, nadie lo escuchaba.
Así, con gritos desesperados, habrán pasado unos 45 minutos, cuando pasa la camioneta de Sebastián Zabala que iba con un empleado. Aparentemente el chico es el que escucha el pedido de auxilio y le dice a Sebastián lo que le pareció escuchar…

Pensaron en lo peor…
Sebastián dice que él no escuchó nada, pero decide volver unos 200 metros por las dudas, y es ahí que lo encuentran. Sebastián no se quería acercar a la camioneta, porque veía como estaba y pensaba lo peor…lo manda al empleado, que se acerca y lo ve a Alejandro, que le grita que lo saque de ahí que se ahogaba. Se intentó rescatarlo, pero era tan angosta la cuneta que la camioneta había quedado calzada y no se podía abrir la puerta. Así es que empezó a llegar gente, iban parando todos y así, con esfuerzo pudieron sacarlo, casi a presión, de ahí adentro. No quiso que llamaran a la ambulancia porque estaba bien… recién al otro día comenzó con los dolores por todo el cuerpo, por los golpes de querer romper los vidrios y del esfuerzo por querer salir.
A la camioneta tardaron más de dos horas en sacarla con una grúa y otra máquina. Alejandro no tiene nada, lo puede contar que es lo que realmente importa.

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