Se aleja el fantasma de la sequía

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Las grandes áreas de Pehuajó, Saliquelo, Bolivar y Pigué, las más relegadas por la falta de lluvias durante los últimos 6 meses del 2019, recibieron entre 30 y 50 mm del 4 al 6 de enero. El oeste bonaerense, este de La Pampa y sur de Córdoba sumaron milímetros que valen oro con este nuevo evento que complementa la recuperación hídrica de Navidad y año nuevo.

Las fiestas de la natividad y el recibimiento del nuevo año trajeron las primeras lluvias importantes de la campaña 2019/2020. A los pocos días, durante el festejo de los reyes magos, un nuevo evento de lluvias tuvo importancia estratégica para el desarrollo de la campaña de soja y maíz.  Las lluvias alcanzaron al sector más deficitario del sur de la región pampeana: la franja oeste. El 45% de Buenos Aires, casi la mitad del oeste, recibió entre 30 y 50 mm y buena parte del resto acumulados en torno a los 15 y 30 mm. Una franja más acotada del este de La Pampa recibió entre 15 y 40 mm.  Las lluvias también tuvieron presencia en el sur Santafesino. Pero en el sur de Córdoba se desplegaron con mayor cobertura, dejando en gran parte del área valores de 15 a 40 mm.

También las lluvias alcanzaron al este productivo de Santiago de Estero con acumulados de 10 a 30 mm. Estas lluvias alcanzaron a los sectores que más había marginado el último semestre del 2019, apartando la inquietud por de la falta de agua que se había instalado en Argentina.

¿POR QUÉ REGRESARON LAS LLUVIAS A ARGENTINA?

“El principal gestor de lo que pasó en los últimos quince días sobre el área agrícola argentina fue el Océano Atlántico”, aclara con entusiasmo Alfredo Elorriaga, asesor de GEA de la Bolsa de Comercio de Rosario. Entre sus muchas pasiones relacionadas con el seguimiento climático, hay una que le destaca: su pasión por seguirle los pasos a la actividad del Atlántico y la correlatividad que ha tenido con las lluvias durante los últimos 5 años.  El Atlántico ha ocupado un rol protagónico clave en los récords productivos que logró Argentina y vuelve a serlo. “En un contexto de neutralidad, es decir sin forzantes a escala global como El Niño o La Niña, toda la responsabilidad de activación pluvial depende de los mecanismos regionales de precipitación. Ahí es donde juegan, a favor o en contra, los flujos de humedad provistos por el Atlántico”, explica.

Dos antagonistas claves, el frío de las costas del sur de Argentina y el calor en las del sur de Brasil

Es notable la diferencia de temperaturas de las aguas en las costas del sur de Buenos Aires y la Patagonia Argentina y las del sur de Brasil. Estas dos condiciones antagónicas son las que están determinando las últimas lluvias. El sur de Brasil aporta a la región un mayor flujo de aire cálido y húmedo que se desplaza hacia el centro de la región núcleo de Argentina. Es una masa de aire cálido y húmedo muy estable y también muy propicia para desarrollar precipitaciones de caudal significativo. Esto también es lo que sucedió durante la última semana de diciembre y la primera de enero.

La acción de las bajas temperatura del océano sobre las costas del sur argentino, combinada con la presencia de un sistema de baja presión frente a las costas de Buenos Aires, permitió la circulación de viento desde el sector sur. Cuando este aire muy frío circula hacia la región pampeana y encuentran a su paso ambiente cálido y húmedo se generan este tipo de lluvias y tormentas. Son de considerable intensidad y logran desplegarse en grandes extensiones. Justo lo que necesitaba el sector agrícola, grandes lluvias para sortear el mes que define los rindes de los maíces tempranos y apuntalar el establecimiento de la soja.

¿QUÉ PUEDE PASAR CON LAS LLUVIAS DE ACÁ EN MÁS?

No vamos a entrar en escenario de excesos hídricos, pero la actividad del océano Atlántico es una excelente noticia para que empiecen a normalizarse las lluvias. Por lo pronto, para el jueves 9 de enero hay nuevos pronósticos de lluvias. El centro de la región pampeana tiene las mejores chances de recibir mayores lluvias, aunque también podría ser importante la actividad pluvial en el norte de Argentina.

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