Reducir los parásitos en el ovino aumenta la producción

La elección de los antiparasitarios debe ser indicada por un veterinario, siendo importante la alternancia y uso de productos habilitados por el Senasa específicamente para la especie.

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La primera discusión que se desata al hablar de ovinos en Buenos Aires tiene que ver con el número de cabezas que, según entes oficiales, asciende a 1,4 millones. Sin embargo, los productores entienden podría rondar las 2,5 millones.
Lo cierto es que, según datos relevados mediante encuestas por profesionales de la Estación Experimental del INTA Cuenca del Salado, la producción ovina “se integra con otras producciones ganaderas y agrícolas, siendo pocos establecimientos los que la impulsan como recurso único”.
A partir de un diagnóstico estacional, los referentes del INTA observan que “con servicios de fines de verano y otoño, las majadas se encuentran en buena medida con corderos que están llegando al momento de destete”. La etapa de terminación de los corderos y elección de los animales de reposición define el balance del año. De allí que los profesionales indican que, “hay dos aspectos que permiten mejorar los niveles productivos: el crecimiento y terminación de los corderos y el diagnóstico y tratamiento de los parásitos gastrointestinales”.

Una maquinaria de engorde

“La ganancia de peso de los corderos al pie de la madre dependerá de que sean hijos únicos o múltiples, de la alimentación de la madre, del biotipo (carnicero-doble propósito) y la raza (pura o cruzamientos), entre otros factores”, sostiene el INTA. Y avanza: “Si la carga (ovejas por hectáreas) se ajusta a la disponibilidad de forraje, las ganancias medias variarán entre 150 a 250 gramos por día, pudiendo superarse si se implementan estrategias como el creep feeding (alimentación diferenciada al cordero al pie de la madre con alimentos balanceados o granos) o la suplementación con concentrados”.
Al respecto los profesionales señalan que “el destete no debería ser más allá de los tres meses y medio, con pesos no menores a 25 kilos de peso vivo”.

El aspecto sanitario, clave
Uno de los temas centrales a contemplar es el ciclo de los principales parásitos gastrointestinales que afectan al ovino en la Cuenca del Salado, donde las características agroecológicas son favorables por la humedad y la temperatura. Los parásitos gastrointestinales cumplen una parte importante de su ciclo en el forraje. Un inadecuado ajuste de carga, que lleve a que los animales consuman el forraje muy cerca del suelo, conlleva una mayor carga parasitaria. Por este motivo el manejo de la carga no solo tiene impacto en el plano nutricional sino también en el manejo sanitario.
Un aspecto que destacan los profesionales del INTA es que “los ovinos y bovinos no comparten los mismos parásitos gastrointestinales, motivo por el cual el pastoreo conjunto o secuencial con ambas especies, es una forma de control biológico de la carga parasitaria” (95% de la población de los parásitos-huevos y larvas-están en el forraje).

Una vez que el animal las ingiere, las larvas completan su ciclo dentro del tracto gastrointestinal y producen los huevos, que son eliminados por las heces, siendo la fuente de reinfestación del forraje. Para realizar un manejo eficiente de los parásitos, debemos considerar como primera medida la toma de muestra de heces, para determinar la cantidad de Huevos por Gramo (HPG).

Esto dará una clara idea del nivel de carga parasitaria, determinando la necesidad o no de desparasitar. Por otro lado, los profesionales indican que “para decidir el mejor momento de aplicación del antiparasitario, debemos conocer la curva de los niveles parasitarios a lo largo del año, de forma de elegir el momento donde se pueda tener más impacto”. Y agregaron: “A lo largo del año hay momentos donde la carga parasitaria es mínima y otros donde es muy alta, como también que algunas especies dominan durante el verano y otoño y otras durante fines de invierno y primavera”.

La categoría más susceptible son los corderos, los cuales durante los primeros dos meses se alimentan mayoritariamente de la leche materna, pero al mes de nacidos ya empiezan a ingerir forraje, tanto por imitación de la madre y facilitación social, como por interés propio. “Si las madres no fueron tratadas correctamente, los corderos no tendrán una buena defensa, por lo que según comentan los profesionales del INTA “una vez realizado el destete es clave realizar una dosificación a las corderas de reemplazo y si se conservasen machos para engorde, también deberán desparasitarse”.

Fuente: Motivar

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