Lechería: a la buena de Dios y al borde del precipicio

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Se desarrolló este martes una nueva reunión de la Mesa de Competitividad Lechera, la que encabezo el Ministro de Agro Industria, Luis Miguel Etchevehere, donde se analizaron las cuestiones de coyuntura que tienen en alerta al sector, y los reclamos de cara un próximo encuentro con el Presidente de la Nación, Mauricio Macri.

Etchevehere transmitió a los representantes lecheros la necesidad de «ser protagonistas del cambio de la lechería argentina, basado en darle previsibilidad», y agregó que «sin dejar de lado las situaciones de coyuntura, debemos mirar lo que hemos avanzado».

El ministro de Agroindustria  se centró  en el análisis además de   destacar el aumento de 25% en las exportaciones del sector en los primeros cinco meses del año, y «el esfuerzo por brindar herramientas de transparencia a la cadena a través de la emisión del certificado del Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (SIGLeA).

También le recordó a los presentes la importancia de la aplicación de la Ley Pyme, que implica la eliminación de la Ganancia Mínima Presunta desde enero de 2017, la compensación del impuesto a los créditos y débitos hasta el 100% para micro y pequeñas empresas y para medianas hasta el 50%.

Así, las pymes pueden desgravar del impuesto a las ganancias hasta el 10% de las inversiones realizadas. También se mencionaron otros «beneficios», como el diferimiento del pago de IVA y la reducción de los saldos de libre disponibilidad mediante la automatización en la emisión del certificado de no retención del IVA.

Sin embargo el principal reclamo del sector, que es la recomposición del precio de la leche. Etchevehere destacó la importancia de acompañar al sector privado en ese proceso, pero advirtió que el Estado no puede intervenir, lo que dejo a los tamberos presentes un sabor amargo al salir de la reunión.

A la buena de Dios

Ante este panorama, Jorge Chemes, vicepresidente de CRA, en declaraciones periodísticas en el programa radial Acontecer Rural por FM  102.7 Radio Amanecer aseguró que «el sector de la producción láctea viene sufriendo una crisis prolongada con frentes múltiples que empujan la actividad a un callejón sin salida».

Chemes planteo que  se está a la buena de Dios  ya  que esta empujando al productor hacia planteos productivos defensivos y de cuasi subsistencia, disminuyendo la intensidad de insumos, retrasando actividades fundamentales dentro del planteo técnico que hieren la sustentabilidad del sistema a mediano y largo plazo.

Consultado sobre la no intervención, reconoció que queda un sabor amargo, y recordó que cuando al productor le piden, siempre está, sin embargo aquí vemos que le sueltan la mano, expreso.

Chemes también subrayo que el propio gobierno conoce la situación, ya que la información oficial dice que en el ultimo año se cerraron  450 tambos y no entendemos por que dice no querer intervenir.

El dirigente de CRA, recordó que este jueves 12 en la ciudad de Rosario habrá de darse una reunión con tamberos para explicar las acciones y el mandato que dan los productores, resalto.

En el precipicio

Desde CRA, previo a la reunión con la Mesa de Competitivdad, emitio una comunicación titulada “Tambos al borde del precipicio”, señalando que el sector de la producción láctea viene sufriendo una crisis prolongada con frentes múltiples que empujan la actividad a un callejón sin salida.

Las situaciones climáticas, inundaciones, seguida por sequía, minaron el crecimiento potencial de la actividad, incrementando los requerimientos en el uso de insumos principalmente alimenticios (rollos, subproductos para alimentación etc.), así como también la necesidad de recuperar pasturas y reconstituir rodeos debido a la alta tasa de descarte por problemas sanitarios.

De acuerdo al departamento económico de CRA, las recurrentes crisis económico-financieras del sector industrial, el desacople del producto final y los costos de producción del mismo, la alta exposición financiera con la industria, que conlleva un alto riesgo de cobro ya que en esta como en otras producciones no existe la atomización del cliente; un ejemplo claro es lo ocurrido con los productores que entregaban la leche a Sancor (solo por nombrar un caso).

La dinámica de los costos internos, siguiendo una curva inflacionaria en ascenso que condiciona hoy ya no solo la capacidad de reinversión y con ello la sustentabilidad del sistema, sino el mantenimiento de un tipo de esquema de producción basado en la productividad como la principal arma para tratar de equilibrar el costo medio de producción al precio pagado por la industria.

Según el análisis económico de CRA, la ecuación que se complica con el panorama macroeconómico, por un lado el incremento en el tipo de cambio, que a mediano plazo debería facilitar la mejora en el frente exportador para la industria, hecho que debería seguir su correlato con un aumento en el nivel de precio pagado al productor. Pero en el corto plazo se incrementan los costos de producción en forma conjunta, un 80% de los costos de producción se ven afectados por el tipo de cambio real (los sistemas de producción más intensivos son consecuentemente los más afectados), los costos de alimentación encabezan la suba, ya que el precio pizarra disponible de los cereales y oleaginosas tiene correlación directa con el tipo de cambio.

La brecha entre precio de venta y costo de producción genera que el precio de hoy solo cubre el 73% del costo de producción, provocando una descapitalización del orden del 27%.

Dicha brecha empuja al productor hacia planteos productivos defensivos y de cuasi subsistencia, disminuyendo la intensidad de insumos, retrasando actividades fundamentales dentro del planteo técnico que hieren la sustentabilidad del sistema a mediano y largo plazo, como la reposición de praderas, las fertilizaciones estratégicas en los verdeos, el uso mismo de verdeos y silajes para cubrir los baches forrajeros.

Con estos niveles de distorsiones la productividad se encuentra en jaque y los planteos productivos se retrotraen a los de 40 años atrás no para aumentar la tan mentada competitividad sino solo para cambiar una muerte súbita por una agonía un poco más extendida en el tiempo.

El agotamiento financiero se hace sentir en todo el espectro productivo pero principalmente en los productores pequeños y medianos, la tasa de desaparición de los mismos sigue aumentando sin tener una aparente solución de continuidad, bajo este contexto muchos productores pasan a tener una escala de subsistencia o desgraciadamente desaparecer.

 

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