En la ciudad del Acuerdo, el campo pidió Institucionalidad al próximo gobierno

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Finalizó este último sábado el Congreso nacional de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) que se desarrolló los días viernes 15 y sábado 16 de mayo en la ciudad de Santa Fe, en el Salón Los Maderos.
En ese marco bajo el concepto “Compromiso, Cambio, Reconstrucción y Futuro”, productores confederados de más de 300 sociedades rurales del país, entre ellas la de 9 de Julio, unos 500 productores asistieron a disertaciones que hicieron repensar, dejando atras la confrontación de casi 10 años con el actual gobierno y poner en la practica un viejo pedido de los homobres y mujeres del campo.

En esa linea el ex Fiscal Federal Pablo Lanusse, recomendó a los productores “no pregunten tanto a los presidenciables cual es el programa económico, sí que van hacer con la institucionalidad”.
O lo expuesto por el Abogado Miguel Piedecasas del Consejo de la Magistratura que pidio reivindicar la Justicia y el Derecho que son las bases de la sociedad, en todo espacio posible, como lo fue en el Congreso de CRA.
El congreso de CRA, también estuvo acompañado por autoridades del Gobierno de Santa Fe, de Córdoba y Corrientes e integrantes de la Mesa de Enlace.
Uno de los puntos que animo a los productores presentes para trabajar desde sus rurales es la educación y la pobreza, donde los números abruman, 3 de cada 10 chicos abandonan la secundaria.
Por su parte el Consultor Jorge Giacobe les dejo trabajo a los productores, primero los animo a tener confianza y no dejarse engañar, en segundo lugar indico que habrá cambios en los presidenciales, pero el grueso de sus exposición paso por lo que vive un tercio de la población argentina(35 %) que vive una situación extrema, la droga campea en los adolescentes, con lo cual el futuro para muchas personas se hace difícil, a lo que agrego, los sectores mas importantes en este cambio deberán poner el oído y el ojo, a quienes están desesperados, refirió.
Por su parte Rubén Ferrero presidente de CRA, subrayo para que esto sea posible, desde el campo pidió y ofreció a la vez mayor compromiso, «de lo contrario no se lograra absolutamente nada para alcanzar lo tan deseado y de lo cual estamos disconformes», indico.

Mensaje de Rubén Ferrero en el Congreso de CRA
El lema del Congreso “Compromiso, Cambio, Reconstrucción y Futuro” tiene cuatro sustantivos. Me permito empezar por el Cambio. Todos los que estamos aquí estamos convencidos de que necesitamos un cambio. Estamos viviendo en una Argentina que no es la Argentina que merecemos ni queremos para nuestros hijos.

Institucionalidad: desde 2005 nuestro país es el que mayor deterioro mostró en el mundo en instituciones como la vigencia del Estado de Derecho, la libertad de prensa, la libertad económica. Así lo dice el índice de calidad institucional correspondiente al año en curso que ubica a la Argentina en el puesto 137 de 193. Desde 1996 a la fecha Argentina cayó 93 puestos. Estamos en idénticos niveles que Ucrania, Mozambique y Nepal. Y peor que el Líbano, Uganda, China y Rusia.

Hace unos días renunció la Vice Presidenta de Guatemala por sospechas de corrupción: nosotros tenemos un Vicepresidente doblemente procesado que sigue en su puesto como si nada estuviera pasando. Valga esto como ejemplo de qué poco importante es institucionalmente la corrupción hoy en Argentina.

Ahora bien, cuando hablamos de esta pérdida de calidad institucional no estamos hablando de una entelequia, ese deterioro afecta de una manera directa y concreta el desarrollo de los ciudadanos y de las empresas. La pérdida de calidad institucional ahuyenta la inversión interna y externa, y eso significa menor volumen de la economía, menor cantidad de puestos de trabajo, en suma, menor desarrollo.

Lo mismo ocurre con el deterioro que sistemáticamente han venido sufriendo las economías regionales. Algunas prácticamente desaparecieron. El menoscabo de una economía regional no significa solamente menor producción: significa menos posibilidades para todo un pueblo, para una zona, para toda una región que vive al compás de esa economía.

Cada vez que aparece en los medios algún caso de muerte por desnutrición todos salen a decir que es una inmoralidad que eso ocurra en un país que produce alimentos para 400 millones de personas. Pero también hay que señalar que esos alimentos no se distribuyen mágicamente. Que haya desnutrición en Argentina es el resultado de que los impuestos que tributamos no han ido donde tenían que ir, porque si bien el relato habla de una política inclusiva y popular cada vez que la desnutrición muestra su cara espiando por encima de las estadísticas concluimos que esta política no es ni tan popular ni tan inclusiva. Que haya desnutrición en Argentina es otra de las consecuencias de una corrupción endémica que nos degrada y nos avergüenza.
Es verdad que la pobreza y la falta de educación restringen el crecimiento, pero la mentira también, y es doblemente dañina, porque el no dejar al descubierto cuál es el verdadero diagnóstico de la situación impide enfrentarla.

Este gobierno que nos miente es el mismo que presiona a sus jueces y los ataca si no resultan serviles al gobierno. Un gobierno que se cree amo y señor de los otros poderes y trata por todos los medios de someterlos. Un gobierno que asfixia al sector productivo con la mayor presión fiscal de la historia y al mismo tiempo condena a las provincias a mendigar recursos, deteriorando su autonomía y destruyendo el sistema federal.

Aunque doloroso, es absolutamente necesario reconocer lo que nos sucede, saber ciertamente dónde estamos parados, que por supuesto no es donde las estadísticas oficiales nos dicen que estamos. Reconocer la situación nos llevará a utilizar las herramientas que tenemos a mano para empezar una RECONSTRUCCIÓN. Los cambios no vendrán solos. Dependerán, en gran medida de nuestra propia voluntad de cambio.

En este sentido pronto tendremos a mano la más genuina y poderosa arma que nos proporciona la democracia: la posibilidad de votar, de elegir un proyecto superador, que priorice la calidad republicana y nos devuelva una Argentina seria, confiable, próspera. Estaremos ante la más valiosa oportunidad y es absolutamente necesario que la aprovechemos con plena conciencia de lo que nuestra decisión puede generar. Somos hacedores de nuestro futuro. Nadie lo hará por nosotros. El futuro está delante nuestro y es el lugar donde vamos a pasar el resto de nuestras vidas.

Una oportunidad
Que en los años venideros tengamos una Argentina distinta depende de que tomemos este fin de ciclo como una verdadera oportunidad. Una etapa nueva y superadora en la que tengamos calidad institucional, respeto a la división de poderes, plena libertad de expresión, estadísticas confiables y transparencia en el manejo de la cosa pública con funcionarios que sean, ante todo, servidores públicos, funcionarios decentes. La decencia es un concepto que está un poco olvidado, pero que debemos retomar si queremos una República en serio.

Seguir disfrazando la realidad, mirar para otro lado nos hará responsables ante las generaciones que vienen de los efectos dañinos sobre nuestra apaleada República. Que termine esta década de populismo y comience la reconstrucción virtuosa de Argentina depende de nosotros.

Destaco aquí la necesidad de valorizar más que nunca el enorme aporte que nuestros jóvenes hacen desde su participación y su compromiso. Compromiso es, justamente, la palabra que inicia el lema de este Congreso. La participación es el instrumento que permite en primera instancia modificar el entorno inmediato para después inmiscuirse en todas la estructuras aportando inquietudes, diferentes puntos de vista y soluciones.

La participación es la herramienta a través de la cual se construye la democracia real, una democracia moderna, una democracia de consensos, una democracia que de una vez y para siempre archive la dicotomía amigo-enemigo. Ni debe haber amigos dentro del poder ni enemigos fuera de él. Debe haber dirigentes dotados de gran vocación de servicio, de talento y sensibilidad, abiertos y receptivos cuyo único compromiso sea para con la República y sus ciudadanos. La participación comprometida es la herramienta para el cambio y la reconstrucción.

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