El momento del sorgo es ahora

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Esta frase cerró el Congreso MAIZAR 2015 y muestra la encrucijada en que se encuentra este cultivo y su cadena de valor. El sorgo tiene un potencial dormido que se puede despertar rápidamente con la adopción de tecnologías básicas como una fertilización y manejo de los herbicidas adecuado.

Los rendimientos de sorgo van creciendo entre 60/70 kilos por hectárea por año, la mitad que el maíz, pero en los últimos años el crecimiento se detuvo. En promedio, se está obteniendo el 60% del potencial de rendimiento, si se lograse alcanzar un 75/80%, que es un objetivo muy factible, el país podría pasar de producir 3,5 a 7 millones de toneladas. Los rendimientos podrían ser mucho mayores con nitrógeno, disponibilidad de agua en periodos críticos y mejor selección de los lotes donde es sembrado.
El sorgo requiere 30% menos de riego y de fertilizantes que otros cultivos de iguales características. Si a esto le sumamos su menor costo de semilla y de manejo, sus buenas características de generador de materia orgánica y estructura de los suelos en lotes que vienen de años de cultivar soja, debería ser incluido fuertemente en las rotaciones de nuestros campos.

Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la campaña pasada, el sorgo ocupó el 3% de las hectáreas sembradas en la Argentina y representó el 4% de la producción. Esto muestra la baja presencia que aún tiene el cultivo en el país.
En el contexto actual de pérdida de rentabilidad de varios cultivos, es importante para el productor disponer de alternativas factibles de incorporar a sus sistemas productivos. El sorgo es una de ellas. Los menores niveles de inversión requeridos pueden ser una oportunidad en ciertos momentos financieramente críticos. Actualmente es un cultivo que puede alcanzar rentabilidades superiores al maíz y la soja en algunas zonas y ambientes.

Futuro exportador: El mercado chino
Argentina el año pasado 2014 y a principios de este 2015 recibió la visita de las autoridades del Servicio de Sanidad Vegetal del gobierno Chino (AQSIC), quienes vinieron a verificar las condiciones fitosanitarias de la producción en nuestra zona agrícola. Una vez confirmadas las mismas y firmado el protocolo entre ambas naciones, fue autorizado el envío del primer embarque el pasado 5 de marzo.

Quedan abiertas ahora las posibilidades para nuevos embarques.
La gran demanda de sorgo de China, que pasó en dos años de importar 1.5% del comercio mundial al 80% con 8.5 millones de toneladas, genera la posibilidad de cerrar contratos a futuro y con un gran potencial de crecimiento. China le compra básicamente a Estados Unidos, que ha bajado su consumo para exportar y se viene quedando con poco stock. Esto crea un potencial de mejora de precios; de hecho el precio del sorgo americano está un 40% por encima del maíz, algo que no es habitual, y la mejor relación se da justo cuando entra la cosecha argentina.
En los embarques de sorgo a China el principal problema es la presencia de sorgo de Alepo y Negro. Por lo tanto, es necesario que el sorgo con destino China sea sembrado en lotes limpios, que aseguren la ausencia de estas malezas. El resto de las exigencias no han sido de impedimento de importancia en los embarques a la fecha.
En MAIZAR, a través de la Comisión de Sorgo, estamos trabajando en la Agenda de actividades que permitan aprovechar esta oportunidad.

Debemos lograr reducir la brecha entre el precio local y el internacional, que los productores se acerquen a los rendimientos potenciales, aumentar el agregado de valor en la producción animal e industrial y ampliar las exportaciones. Por este motivo convocamos a todos a sumarse a nuestro esfuerzo y a trabajar juntos para un futuro con más sorgo, que se traduzca en mejores oportunidades de negocios, de empleo y más desarrollo para el país en su conjunto. El momento del sorgo es ahora.

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