Comenzó investigando agroquímicos y se llevó una sorpresa: ahora alerta sobre 5 mezclas tóxicas de uso diario

El mundo químico y la exposición diaria vuelve a estar presente en medio de la pandemia.

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Hace más de 20 años el bioquímico Fernando Manera comenzó a investigar las aplicaciones de fitosanitarios en el agro de Córdoba y descubrió algo que no esperaba.

«La sorpresa grande que me llevé es la gran cantidad de agroquímicos que utilizamos en el hogar sin que nadie diga nada», destacó en diálogo con Agrofy News.

Uno de los principales descubrimientos fue el lindano (clorado), clasificado como Clase 1 dentro de los químicos cancerígenos por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC).

El lindano está prohibido para aplicaciones en el sector agropecuario, tanto agronómicas como veterinarias, desde 1968. Manera descubrió que estaba presente en 3 formulaciones de farmacia que se utilizaban para combatir piojos. Hizo el reclamo en Defensoría del Pueblo de la Nación en 2010 y en febrero de 2011 se prohibió.

«El peor de todos los agroquímicos estaba en la farmacia», grafica Manera, que se desempeña como director de MicroBioLab y es ex funcionario del área de Salud de la municipalidad de Colonia Caroya, Córdoba. Ahora es profesor de eco-toxicología en la Universidad Católica de Córdoba (UCC) en carreras de postgrado.

El problema también era la concentración de este producto. Cuando se usaba en el agro era con una graduación del 0,1 %, mientras que en la farmacia se vendía al 1 %.

Otro caso fue el de las formulas prohibidas en el campo con Malathion y Mercaptation (fosforado), clasificados como 2 A por la IARC. Este producto se utilizó hasta agosto de 2012 como piojicida.

Manera también destaca las formulaciones con permetrina, que en el campo tienen una graduación límite del 0,1 % y en farmacias hay productos que la tienen al 5 %.

«Amenaza invisible»

Luego de estos descubrimientos, «se me abrió un panorama inmenso», cuenta. Desde entonces, el bioquímico comenzó a dar charlas para alertar sobre «amenaza invisible» en el uso de productos químicos.

«Todos los insecticidas tienen los mismos principios activos que los que se usan en el campo agronómico para el control de plagas. En la misma concentración», comenta y aclara que el problema no son los químicos, sino la forma de usarlos.

«No estoy en contra de que se use. En el campo están las Buenas Prácticas Agrícolas que se deben cumplir a rajatabla», explica y recomienda tomar conciencia sobre los productos de uso cotidiano. «En el hogar no tenemos nadie que nos indique cómo es el uso correcto».

Ahora, en el marco de la pandemia de coronavirus, destaca que hay 8 combinaciones de uso diario que se deben evitar ya que juntas generan químicos tóxicos:

«Mundo químico»

«El mundo químico es mucho más grande de los que nosotros creemos», destaca y remarca la necesidad de los mismos, pero con un uso correcto.

El ejemplo es el de los insecticidas, que son necesarios en el hogar para combatir enfermedades como el dengue. Pero que nadie explica la forma correcta de usarlos.

«Tenemos que entrar con el insecticida hasta el medio de la habitación y tirar hacia arriba unos cuatro o cinco segundos. Luego cerrar el ambiente por una hora y media. En la primera media hora actúa y en la otra hora sedimenta. Cuando volvemos a entrar el químico no está más en el aire y no está entrando ni por vía respiratoria ni dérmica».

Otro caso es el de las pastillas evaporables, que son un producto fitosanitario: «Si leemos con atención debemos tener precaución de dos metros de la persona más próxima y tenés que dejar abierta una ventana o una puerta para que el químico no concentre el ambiente y sirva para ahuyentar. Pero no podés estar tomando ese químico 7 u 8 horas con todo cerrado».

Un caso «extraño» es el de las aplicaciones en localidades que tienen prohibida la actividad para el sector agropecuario, pero que ahora se hacen sobre la población (aérea) para el control del mosquito. Además, destaca que para que sea efectiva, tendría que ser terrestre y con termo niebla para que se mantenga en el aire.

En el caso del mosquito se usa la cipermetrina (Cipermax en el ámbito rural y DEPE en casos urbanos): «En ambientes urbanos tienen 66 veces más concentración por superficie que el asperjado directamente en el campo. También hay que sumar la toxicidad del gasoil en las aplicaciones urbanas».

Bajo este marco, Manera destaca: «Realmente sorprende muchísimo. Hay una campaña en contra de los agroquímicos que no tiene un asidero científico».

Según organismos oficiales, las tasas del cáncer en el mundo cada 100 mil habitantes se da en regiones de Europa en donde por cuestiones climáticas no se evidencia el mismo uso de fitosanitarios en el ámbito agronómico y veterinario: «Es una cuestión a tener en cuenta».

Del total de casos de intoxicaciones se estima que un 40 % es por medicamentos y el resto no medicamentos, dentro de los cuales un 40 % son productos del hogar, un 20 % de plaguicidas de uso doméstico y apenas el 2 % corresponde a plaguicidas de uso agrícola.

Tomando solo los plaguicidas, más de un 90 % de las intoxicaciones son por uso doméstico y menos del 8 % de uso agrícola.

De esta forma, Manera recuerda lo que no es noticia, remarca que vivimos en un mundo químico y recomienda prestar más atención en el uso cotidiano.

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